Terminando el año 2014 estamos y apurando pues las rutas que
nos quedan en el cajón. Esta es una de ellas, una ruta surgida de una fugaz
mirada por la autovía a mano izquierda según vamos a Murcia, esa montaña tan
larga al pasar Hellín con suaves pendientes y que se estira hasta llegar a
Calasparra. En realidad son dos cadenas montañosas de esas que paralelas a la
costa van creciendo en tierras murcianas y el monte bajo y pinos les cubren.
Pues si, queríamos recorrer la Cabeza de Asno en su totalidad
y llegar al Santuario de Calasparra, peculiar en su construcción e idílico en
su ubicación para luego, tornar en la cara sur de las montañas haciendo un alto
y demasiado alto en el camino en las Cuevas del Puerto. Por cierto, estas
cuevas perfectamente preparadas para el visitante ofrecen dos recorridos, uno
corto de centenares de metros y otro largo de cinco kilómetros que a bien
seguro deben ser alucinantes. Las vistas de lo alto, de privilegio y la cuesta
hormigonada, de lo mejorcito.
La ruta se compone desde su inicio en la Venta del Olivo con
un buen café en la gasolinera, de mucha pista en perfecto estado, con subidas
largas y tendidas y cuestas abajo interminables camino de valles perdidos y
ríos regantes de arrozales.
Sin dudar a dudas, en 50km hemos vuelto a poner otra pica
más en nuestras tierras cercanas y con la ilusión y alegría de volver a rodar
el nucleo duro con la excepcional compañía de Carlos, hemos pasado una gran
mañana de bicicleta.
La ruta es sencilla, con kilometraje y un desnivel acumulado
que supera los mil metros y recomendable para conocer un lugar bastante
curioso, abstenerse buscadores de sensaciones extremas.
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