jueves, 21 de septiembre de 2017

GRACIAS COMPAÑEROS, MUCHAS GRACIAS.

Esperaban el autobús y mientras tanto tomaban café, uno de ellos decía que tenía hambre y se comía un bocadillo que traía de casa, seguramente fuese para el viaje, pero  ese trozo de pan no haría ningún viaje, al menos  dentro de una bolsa de plástico.

Eran unos veinticinco en la puerta de una Comisaría de Policía, todos vestidos y uniformados. Ningún jefe les despedía, ninguna autoridad, ningún responsable, tan solo los que en la puerta estábamos les hacíamos fotografías para el recuerdo y bromas de esas que se hacen para “quitar hierro a la situación”. No sonaba música ni la banda les homenajeaba, ¿acaso la ocasión lo merecía?

Pues ya tienen experiencia y a sus años podían haber dejado su puesto de trabajo y estar donde otros estábamos, viendo como el resto marchaban. Resulta que tienen ilusión y todavía creen en lo que hacen, que su trabajo es útil para la sociedad.

Con mil quinientos euros por banda, rumbo a toda vela y sin reivindicaciones se reunían en la puerta de una Comisaría de Policía para iniciar su marcha rumbo a lo desconocido, pues saben donde van pero no por cuanto tiempo ni lo que harán.  Seguramente se pierdan las concentraciones para la equiparación salarial y posiblemente como esto siga así, el día del Patrón y las medallas.

Ya lo dijo hace tiempo, hace más de un siglo, un ilustrado francés, “que desgraciadamente en la sociedad debía existir una rama de la Administración cuyo desagradable trabajo consistiese en reprimir o limitar los derechos fundamentales en una sociedad. Bien dicho y bien explicado pero no tanto como lo hacen estas personas que además lo realizan con ilusión y compañerismo.

Ya suben al autobús y marchan, se alejan camino del Norte, pues es el sentido natural del hombre del Sur, para el trabajo, las vacaciones y los problemas. Creo que nadie les espera y que todo serán problemas, pero ellos saben que harán su trabajo y además, lo harán correctamente.

Salen de la ciudad de provincias y el resto nos quedamos tranquilos, con los problemas de siempre con los que se nos pasa el tiempo y la vida. Gracias a ellos sin saberlo, gracias a su trabajo y el de otros tantos, todo seguirá siendo como a diario… si Dios quiere.

Aquí nos quedamos vuestras familias, amigos, compañeros, conocidos y desconocidos.

Espero que todo os vaya bien y que sepais que teneis nuestro infinito agradecimiento.

Muchas, muchas gracias.

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