En ocasiones, los lugares nos recuerdan vivencias pasadas, evocan tiempos perdidos o estimulan a seguir viviendo. Las personas son parte de los recuerdos y de nuestras vidas, en el día de hoy he tenido presente a un gran amigo al que dedico esta ruta y mucho más cuando he pasado por la esa curiosa plaza de toros que allí tienen. Amigo Luis Natalio, sigue adelante y lucha, por ti y por todos los que te estimamos y te tomamos como referencia.
Imagina que de pequeño tienes una bicicleta con ruedas de color amarillo y un buen día aprendes a montar sin ayuda y sin que nadie que vaya cogiendo temiendo porque caigas al suelo en cualquier momento, más le duele a quien te quiere que a ti mismo.
Que conforme creces, en casa de tu abuela tras la cortina asoma una bicicleta plegable BH de esas que tenían portamantas para llevar a tus hermanos o tus amigos, luego una bicicleta única, la Motoreta GAC.
Al cabo de unos años, tus padres vuelven a hacer otro esfuerzo y con ayuda de una gran pena y un plazo fijo, una Orbea de carretera, de esas que pesaban y que podías cambiar las marchas y los platos.
Después llegaría la bicicleta de montaña con los preparativos de los Juegos Olímpicos de Barcelona, una BH Supra sin suspensión alguna pero con tanta ilusión que me llevaría por media España y que algún malnacido robaría en el garaje del Edificio Toscana.
Tras la BH y con el trabajo una Orbea con suspensión de elastómeros a plazos, tras la Orbea, otra Orbea más en el año 2003 con horquilla Fox, frenos hidráulicos y ruedas tubulares, menuda novedad por aquellos días...
Después de la Orbea vendrían las Trek; dos de aluminio modelo 8500, auténticos misiles con los que saltaría barreras kilométricas y comenzarían las sendas en plan "destroyer".
Tras la 8500, la Superfly de 29 pulgadas, un fenómeno de bicicleta, recuerdo el primer día como si pedalease sobre un tanque en modo bicicleta.
Mientras tanto, la segunda bicicleta para dar rienda suelta a los instintos, la Giant Trance con la que recorrería otra media España de sendas, trialeras y monte a través. La Giant se muestra como una herramienta única.
Llegó el momento de pasar al Carbono con otra Orbea pero la experiencia sería breve pues tuvo que ser sacrificada para la Specialized Turbo Levo y...
... llegaría otra dimensión.
Si el concepto de bicicleta eléctrica es único, de la mano de esta máquina es una versión casi insuperable. Distancias infinitas, medias de ensueño, sendas arriba, sendas abajo, paredes y yo qué sé más. Esto no tiene nombre.
Y después de todo esto, la última locura, levantarte y que venga tu amigo de rutas, tu amigo Fran y te vayas a Xátiva, hagas una ruta y tras terminar, te vayas a Villena y hagas otra y termines justo a la hora de comer.
Rutas de esas que ni soñabas, de las que subes y bajas por donde quieres y nunca hechas pie a tierra más que en momentos en los que tú y no la bici, te llenas de miedo para no seguir, pues esto no tiene más límites que tú.
Y después de terminar te vas a tu casa y con las piernas cansadas, derrotadas y doloridas escribes estas palabras.
Hoy ha sido otro gran día de bicicleta y van muchos, muchísimos.
