Existiendo historia, las vivencias son más profundas e imborrables, este es uno de esos casos.
Años hace de poder conocer al amigo Andrés Puche, alias Andy Liebre y a sus acólitos de las Liebres con otra cabeza visible como el gran Chirlaque, del resto no recuerdo todos los nombres pero si casi todas las caras.
Era aquella época en la que en 50km hacíamos kedadas con otras peñas; con los Zig-Zag de Cieza de Antonio, el presidente y Jesús, Rutadura y los suyos, los Liebres de Yecla, los Roblebike otros tantos que ya ni recuerdo. Grandes jornadas de bicicleta y hermanamiento con las que poder disfrutar de la bicicleta y la buena gente.
Entonces los Liebres organizaron la primera vuelta al término y Fran y yo nos apuntuamos pero finalmente nos resultaría imposible acudir.
Han pasado los años y buscando en internet encontré que faltaba poco para una nueva edición y avisé a Fran y sin dudarlo nos apuntamos. Otro gran compañero de rutas, el amigo Epi de Dolores de Pacheco también se animó para apuntarse como otro 50km, total, que seríamos un equipo "internacional" con gente de Dolores, Peñas de San Pedro y Albacete.
Noche casi sin sueño y en mi caso con nervios previa a la ruta, cosa que no me suele suceder. Madrugón mio a las 04,00 pero mayor para Fran y algo más para Epi, total, que casi sin dormir pero con mucha, mucha ilusión.
Fran y yo llegamos a Yecla y al primero que vemos es al amigo Epi con su furgoneta, como por azar pero dime tú que es la suerte a estas alturas. Más adelante daré nuevos datos sobre azar y coincidencias.
Bicicletas con luces en forma de manadas se juntaban en el parque y finalmente por la carretera de Villena en un gran grupo para comenzar la ruta, saludo al amigo Chirlaque con el que charlamos un ratejo y nos preparamos para la foto.
Tras la foto comienza la ruta con mil lugares que recorrer, caminos, pistas, senderos hacia arriba, hacia abajo, alguna trialerilla, un pedazo de rambla y algo de campo a través. Tranquilos por llevar el track y pendientes de no pasarnos en los cruces. Esto es una aventura.
De tantos que somos la salida será alucinante y el desarrollo del recorrido entretenido; unos te pasan, pasas a otros, tienes problemas mecánicos e incluso me caigo parado con un buen gachapazo.
La organización por quince euros nos trata como señores, no solo por esos bocadillos, los termos de café, café con leche, el brandy, la leche condensada, el agua fresca, los hielos, los albaricoques, la sandia, las frutas secas, las almendras fritas, coca-cola cerveza, isostar, ensaladas de pasta, gazpacho andaluz, bicochos y más café.... es que no tiene precio.
Pero es que además, en los cuatro avituallamientos, la gente que allí nos espera nos tratan con delicadeza, con entrega y yo que me veo a mi mismo sediento, hambriento soy apaciguado de una manera que en muchos restaurantes debiesen imitar.
Vamos, que a pesar de no conocer la organización de otras marchas o carreras al no ser persona que se apunte, dudo yo si estarían a la altura de este evento de Yecla y por este precio que sin lugar a dudas no debe tener parangón
Compañeros de ruta por muchos kilómetros, otros fugaces, algún despistado y un calor que conforme pasaba el día caía a plomo haciendo de la ruta más dura, más épica... porque aunque solo sean 155 kilómetros y 2200 metros de desnivel, el terreno es duro, roto, desafiante y tanta senda da lugar a que mantener un buen ritmo sea algo díficil.
A la llegada vemos una chica con su hija que dice que quiere sorprender a su marido y a la postre resultaría la mujer de Epi que sin lugar a dudas se siente afortunado. Junto a ellos cerveza de despedida y charleta para la próxima ocasión.
Total, que a estas alturas de la noche, totalmente cansado y agotado y con la cabeza llena de recuerdos y experiencias, no puedo decir otra cosa que, gracias a los Liebres y a su gente, HOY HA SIDO UN GRANDÍSIMO DÍA DE BICICLETA.
Nos vemos amigos.
