Sin duda, ha sido una muy buena compra, pues vino a sustituir mi Trek Fuel EX 8 y tras seis mil kilómetros en nueve meses con el invierno pasado que tuvimos de agua, barro y nieve, con rutas de muchos kilómetros, sendas casi imposibles y las bajadas que acostumbramos a hacer, se ha portado de un modo impecable, reafirmando mi cambio a rígida como la mejor elección que pude hacer.
Claro que ha tenido sus reparaciones puesto que de haber ido por la vía verde no hubiese tenido casi ningún problema, eso sí, NUNCA me ha dejado tirado en ninguna ruta. Claro que ha tenido que llevar los correspondientes cambios de piezas por desgaste y sus revisiones en la tienda de Jose y , que por cierto, ha llevado un mantenimiento intachable de mi máquina.
La unica pega son los neumáticos que llevaba en su compra, inmejorables para rodar por pistas y nerviosos e inseguros en bajadas. Pero tras el cambio de estos, la bicicleta se entrega en las rutas rodadoras donde las pedaladas se aprovechan al 100%, la postura es la adecuada y en las rutas empedradas y sendas de subida, impresionante en las ascensiones donde el límite lo pone el ciclista y agarre del neumático. En las bajadas entra por donde quieras y otorga más seguridad que mi querida y anterior doble, de la que echo de menos el "efecto sofá" sin olvidar que el día que tenga problemas de espalda o quiera tranquilidad, volveré a ella.
Total, que en tiempos como los que corren, con la crisis y todo, Dios me guarde mi bicicleta de golpes y catastrofes, pues se acabaron los tiempos del cambio rápido de burra.