Realizar esta ruta siempre es una maravilla. En este caso, no hemos cruzado el rio Mundo y hemos tomado una senda que vaya tela con la senda. El día ha sido magnífico y la zona, ausente de viento, nos ha dejado rutear con fuerza para poder parar en varias ocasiones a comer granadas, madroños y como no, comprar pan, tortas y bollos en la panadería de Ayna. Eso sí, pinchazos que quieren ser que no falten, pero a gente preparada para la guerra como nosotros con sistemas al efecto, las pinchas no son problema (que trabaje el líquido).