La felicidad es algo parecido a esta ruta. Es quedar con tu amigo de toda la vida al que conoces de hace unos años y tomarte un café con leche para marchar camino de Riopar buscando emociones. Claro, en la maleta llevamos mucha ilusión y un par de bicicletones preparados para las peores batallas.
A ello le sumamos que subimos como señores, con todo tipo de comodidades cual viajero de primera clase y sin cansancio alguno pues nuestras mentes solo piensan en hacer dos sendas; dos subidas y dos sendas les comentamos a unos y a otros, en especial al amigo Alfonso y los suyos de los Bronces a los que debemos su buen hacer como profesionales y amigos. Si buena es su comida, mejores los cafés con los que preparar la salida.
Y claro, cinco sendas a la vista de esas que ya hemos podido hacer con las rígidas bajando a tope, pero con tijas telescópicas, suspensiones y amortiguadores con buenos recorridos y algo de osadía y desprecio a las consecuencias, pues que te tiras y te tiras….
Si uno baja rápido, el otro más y las bicicletas por donde tienen que ir, sin sustos, sin problemas, con diversión a raudales.
Y claro, todo termina con uno de esos menús en los Bronces con los que compensas lo quemado para mantener tipo, que las curvas valen mucho.
Y que decir del terreno, de las vistas del Cambrón, de la Sarga, de la sierra… Si es que Riopar, por mucho que des vueltas es inigualable. Pocos lugares en España y gracias a Dios, en Albacete, en casa.