Tarde de calor extremo y con el máximo en el termómetro, pues que uno se va a Valdeganga a realizar sendas conocidas y buscar desconocidas que terminarán en una gran ruta de esas que valen mucho la pena.
Así es que poco a poco vamos pedaleando con tranquilidad.
Lo bueno de la tarde es el bidón de agua que conserva algo más la temperatura, la bicicleta que no gruñe en su basculante tras un buen engrasado y una pequeña caida sin importancia.
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