Trazada tiempo atrás y con ganas de ir y realizarla cual sueño pendiente de cumplirse. Finalmente resulto placer fugaz que se deposita en el recuerdo, breve e intenso y con un toque de insatisfacción por no poder hacer más.
Dos mitades de ruta; la primera en forma de montaña, dura y agradecida por paisajes, la segunda en forma de la vía verde eterna e interminable con cuadros a los lados en forma de montañas.
Recuerdos a la hija de la gran puta de la avispa que tras morderme me perseguía como si no tuviese bastante con lo que me hizo. Maldita sea que sin hacerle nada ni asustarle fue a por mi mientras me disponía a dar cuenta de mi almuerzo. Menos mal que un poco de orina y arena dieron lugar a un buen barro reparador que me quitó parte del quemazón que la muy cabrona me dejó.
Salvo la avispa cabrona, una buena ruta para disfrutar de la bicicleta, los paisajes y los contrastes.
PD. El túnel de Reolid tiene luz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario