Previo al pistoletazo de salida, el presentador de la carrera (llamado en inglés speaker), informaba que los primeros en entrar en meta lo harían en aproximadamente una hora y media....madre mía los primeros como tenían que ir para entrar con esos tiempos. A mis adentros pensaba que una hora más o menos que ellos, es lo que tiene ser del grueso del pelotón.
Y junto al amigo Juan y sin tener claro que ponernos del fondo de armario salimos con lo que finalmente sería ropa "demás". El temor a una lluvia que no llegaría nos hizo llevar un par de capas de las cuales sobró una de ellas y nos hizo sudar un poco más de la cuenta, mejor para nuestros cuerpos con exceso de grasa. Creo que en próximas rutas iré de corto abajo y arriba entretiempo con manguitos y si pasa algo inesperado que sea poco si Dios quiere. He observado que los de "alante" van todo veraniegos, y cuanto más te atrasas en el pelotón, más ropa llevamos.
El recorrido, para ser treinta kilómetros, me ha recordado a mis trazados pues no le falta nada para que puedas aburrir, todo es entretenimiento, incluso tiene un tramo y medio de pateo en el que poder hacer amigos y descansar un poco. Esas lluvias de los últimos días, tal y como decía Sergio la Orden, estarían especiales y sin barro. Cierto, más que barro era ese chocolate en el que piensas que en cualquier momento te puedes ir de la trazada, ¡pero que pijo¡, agarrando manillar y pedaleando a buen ritmo lo que caiga.
Y yo que me compré mi Cannondale rígida para estos eventos estoy contento, pues con mi tija telescópica veo que nada puede con nosotros. También entiendo esa pequeña frase en las ventas de bicicletas de segunda mano que dice "no ha hecho carreras" y es que si el dueño sufre, no te digo ya de la bicicleta que tiene que hacer lo mismo que el dueño además de soportarlo.
Repecto al recibimiento, genial pues para ser un pueblo tan estrecho y concentrado, todos hemos podido aparcar los coches y tomar buenos cafés con leche, tostadas y algún chupitejo como en mi caso previa a la salida.
Ese regalo de bienvenida no tiene precio con las dos tripas de salchichón y chorizo y el pan de pueblo reposado más una cinta rosa para dar cuenta de la carne a la brasa final con cerveza fresca.
Eso sí, de los 350 de la carrera larga no he visto mucho "mierdasca" que con mi guisa y pinta acudiese, alguno que otro, pero el resto, con bicicletas que no bajaban de los 3000 euros de media y sus jinetes no sobrados en peso ni grasa jabonera.
Por todo ello, un 10 para los organizadores entre los que destaco a quien conozco de Internet, Oscar Laorden, a todos los compañeros de ruta con los que a pesar de no ganar nada pensamos que vamos de carreras y a todas las personas de Protección Civil y fotografos que de modo voluntario y altruista hacen de este mundo un lugar donde ser feliz en estos tiempos que corren. Y a todas las personas que en la placeta nos daban de beber, picar y comer que a bien seguro lo hacían desinteresadamente y por ello, tambien muchas gracias a ellos. Tambien a los compañeros de Guardia Civil que estaban por aquí y por allá sin hacerse notar pues son grandes profesionales.
Quien iba a decirlo, pero sin lugar a dudas, HA SIDO UNA GRAN MAÑANA DE BICICLETA.
Nos vemos en Tarazona de la Mancha donde me han dicho que ya se escuchan tambores de guerra.
De fotografías, hasta que consiga alguna de la carrera, dejo las de los embutidos y el pan que tampoco tienen mala pinta.