lunes, 21 de diciembre de 2015

ÁVILA. EL ESCORIAL. MADRID . UNA AVENTURA DE 150 KM

Mi etapa en tierras castellanas está llegando a su término y como todo lo que tiene una historia necesita de un final.
Las circunstancias del trabajo han dado lugar a que un fin de semana tenga que quedarme por estas tierras y el diciembre inusual que vivimos con temperaturas lejanas del punto de congelación, han conjurado dos rutas y además con dos grandes amigos. Fran, caballero peñero y Ronal, marqués del Jardín a bordo de un flamante Mercedes llegaron a estas tierras y con unos refrigerios, tapas, hamburguesas y cafés dieron descanso a su cuerpo.
La madrugada, que digo, el final de la noche nos veía arrancar pedaladas con antorchas en forma de focos y así avanzaríamos camino del Puerto de las Pilas. Este primer tramo pasa por Tornadizos por pistas en buen estado para luego subir el puerto entre vacas y prados. Allá en lo alto nos esperaba el amanecer con el embalse del Burguillo al fondo y posiblemente, el Tiemblo y el Barraco a ambos lados.
Nuestro primer objetivo era bajar el puerto y sus tramos empedrados, imposibles y hacerlo con soltura y poco pateo para luego dejarnos caer como almas que lleva el diablo al Herradón y luego, cada vez más lentamente a San Bartolomé de Pinares. Cuestarrón era lo que nos esperaba pero en buen estado el firme y así se superaría el segundo obstáculo.
Arriba nos esperaba la estepa con viento en contra y en algunos lugares gélido sin impedir nuestro impasible avance. Llegarían entonces los pinares que nos harían olvidar las encinas y antes de interminables bajadas, nos dejarían ver a lo lejos, a la izquierda, las Navas del Marqués.
Tremendos paisajes y algunas sendas nos conducen a Valdequemada y unos cafés con leche que nos templen el ánimo pues a la espera está la segunda gran subida. Pedaleamos y llegamos a Robledo de Chavela y poco a poco vamos subiendo por el camino que lleva al Escorial.
Pasaremos junto a las vías del tren en dirección la Estación por una buena senda donde no debemos descuidarnos y después veremos esa calzada romana que no haremos por buscar la silla pétrea del Rey y disfrutar de su Monasterio que parece finalizado. No éramos los únicos y desde allí tomaríamos un tentempié ligero para dejarnos caer al Escorial y disfrutar de cerca de esa mole de habitaciones y líneas sobrias que la historia nos ha dejado.
Lo más duro de la ruta ha finalizado, ahora toca la segunda parte, la que tiene tan solo 600 metros de desnivel por los 1500 que llevamos entre pecho y espalda, 1300 de esos que valen su peso en oro. Y claro, buscando entre dehesas bajando poco a poco llegamos a las sendas de Valmayor y allí disfrutamos como enanos. En un bar próximo al pantano unos músicos deleitan al personal y pedimos unas coca colas para los bocadillos de atún que llevamos “no se permite traer comida” dice compungidamente el camarero y nosotros con toda nuestra pena le contestamos “no hace falta que nos sirvas”. Seguimos sedeando y será por tierras de Galapagar. Al cabo de unas decenas de kilómetros caerán los bocadillos con buenas coca colas y agua fresca pues ya son las dos de la tarde y llevamos siete horas con un café con leche y unas galletas varias.
Ahora viene la traca final, unas sendas por un campo de golf en Majadahonda, llaneo y entrada a Madrid por la Casa de Campo, tremendo el paseo en dirección al lago y disfrute del personal que de toda clase y condición disfruta del espacio natural.
Ahora toca atravesar Madrid y llegar a Chamartín. Pero la travesía tiene como disfrute lo vivido y no el deseo de finalizar. El río Manzanares, el Puente de Toledo, la Puerta de Toledo, el Palacio Real, la Almudena, el Ayuntamiento, las calles del centro histórico, la Plaza Mayor, Dios mío, hasta la bandera, calle Preciados y Puerta del Sol. Hemos llegado nuevamente a nuestro destino, lo hemos conseguido.
Ahora subimos a las bicicletas pues hasta andar con ellas era arduo y casi imposible. Carrera San Jerónimo, Colón, Estadio Vicente Bernabéu, Torres Kio ahora de otras empresas, rascacielos y la estación de Chamartín.
Esperamos el tren mientras hablamos de una gran jornada de bicicleta, once horas y cuarto pedaleando y la retina llena de imágenes. Las piernas cansadas y fatigadas pero volvemos a la ciudad de Ávila. Toca descansar y dejar que el sueño ordene los recuerdos y lo vivido.


















  







viernes, 18 de diciembre de 2015

MONTAÑAS Y NATURALEZA REFLEJADAS EN EL AGUA

El efecto resulta curioso. He tomado las tres fotografías y les he dado la vuelta de manera que el reflejo en el agua resulta ser la imagen principal mientras que la imagen principal queda como el reflejo en el agua. ¿A que no se nota?




miércoles, 16 de diciembre de 2015

EL ESPINAR. ESPACIO PASAPAN. RIO MOROS. DOS EMBALSES. PUERTO DEL LEON. SENDAS A SAN RAFAEL. FUENTE LA TEJA Y LA BOTELLA.

Otra ruta más por el Espinar y sus alrededores y esta vez nuevamente de la mano del usuario Mimenda del que ninguna de sus propuestas defrauda.
En esta ocasión y por el tiempo y kilometraje que emplea Mimenda, dos horas y cuarenta minutos para 47 kilómetros subiendo al Alto del Leon y luego bajando por sendas a San Rafael, la cosa prometía para la rígida más media hora más en mi caso....
... Y como de costumbre, así sería puesto que le denomina la ruta de los pantanos y dos de ellos podremos ver como llena el río Moros, siendo más bonito de ver el siempre completo de más arriba.
Eso si, pistearemos por tierra y asfalto y ello a buen ritmo, pasaremos por interminables pinares altivos que nos mirarán como vamos subiendo poco a poco y esto se agradece de vez en cuando puesto que de tanta ruta con senda arriba, senda abajo y pendientes casi imposibles llega un momento que uno tiene la sensación de que la bici va frenada. Y esta vez no será asi, pues se sube con alegría y se baja a pierna suelta tal y como se dice que se duerme cuando se está a gusto.
En mi caso he parado en los dos pantanos para hacer fotos y ver el paisaje y las dos fuentes de San Rafael, la de la Teja de la que tenemos una con el mismo nombre en Albacete y otra al lado de esta que se llama de la Botella.
Al final, media hora más que Mimenda al que se le agradecen sus aportaciones y que bien parece llevar un motor eléctrico en su bicicleta pues ritmo no le falta.
















MEDIANA DE VOLTOYA Y ALREDEDORES

Los inviernos son largos y el que estamos viviendo no es muy duro en lo que se refiere a climatología. Lo que nadie puede evitar es que las tardes lleguen antes de lo que nosotros deseamos y por ello me dedico a explorar con rutas cortas, poco a poco y con tranquilidad.
Y claro, esto se hace con wikiloc, imágenes de satélite y mucha imaginación. Poco a poco se van trazando los tracks pero cuando por la zona no se ven muchos recorridos... zape... y claro, uno tiene que estar preparado para casi todo.
Esta tarde y esta ruta no es recomendable, tan solo para espíritus aventureros y algo inconscientes pues como quien dice me han pasado unas cuantas cosas.
En esta zona, una vez que saltas un par de vallas ya no sabes si estás dentro o fuera de las fincas y en alguna ocasión deben seguir las líneas marcadas o los caminos que vas encontrando con la referencia de la ruta original.
A mi me da que el ganado que he podido encontrar no tiene como destino ser comido por el ser humano pues los toros los veo demasiado ágiles y eso es la segunda vez que me sucede en la zona. A todo ello se suma que a mitad de recorrido una vez me han avistado unos cuantos toros se han agrupado y dirigido hacia mi. Como quiera que tenía tanto miedo como ignorancia he salido con los pedales en polvorosa y atravesado el monte cual autopista de pago.
Los arroyos por lo escaso de las lluvias estaban vacíos y eso me ha ayudado a su vadeo sin problemas, lástima por el disfrute del correr del agua pero beneficio para el ciclista que no quiere mojarse en diciembre.
Y finalmente, como bien me pudo decir un amigo mío, cuando veamos unos cuantos jabalíes, ya somos conscientes de estar medio perdidos. En esta ocasión he visto una media docena bastante recios de los que se llevaba la palma el que cerraba la comitiva asustada por mi presencia y que a bien seguro pasaba el centenar de kilos con soltura.
Eso sí, cuestarrones de los buenos encontraremos con los que poder sudar por mucho frío que podamos pasar... no digo nada en caso de ser verano.









lunes, 14 de diciembre de 2015

ALDEAVIEJA. MAELLO. SENDA MILANO. VILLACASTIN. ERMITA. ALDEAVIEJA

Tal y como decía Sabina, "en ocasiones va el diablo y se pone de tu parte" y eso ha sido lo que esta tarde del lunes me ha podido ocurrir. La ruta prometía tranquilidad tras los buenos alimentos con un recorrido sencillo de treinta kilómetros desde Aldeavieja en dirección Villacastín y vuelta.
El tramo que estaba claro por otros usuarios era el de Aldeavieja a Villacastín por la ermita y como no había problema he comenzado por la otra mitad, la que desconocía y... claro, ahí estaba la cuestión y meollo de la ruta.
El viento daba fuerte y como me olía que en la segunda mitad volvería en refugio por un vallejo y luego tras montañas me he dejado llevar en la primera parte de la ruta. Seis kilómetros de esos de ensueño que todos pensamos de vez en cuando, pisteando en bajada y con el aire empujando, una media de treinta y cuatro kilómetros por hora y apretando dientes en bajada pues más que bicicleta parecía que llevaba una tabla de surf.
Luego entre montes un buen tramo tras Maello por un cauce y su senda denominada Milano, un poco de encinar y Villacastín. Ganas tenía de pedalear por este pueblo que siempre paso a cuarenta y su semáforo de treinta. Mucho, mucho más grande de lo que parecía con una impresionante iglesia que sumar a la de Aldeavieja y la ermita a medio camino más alguna que sumar y que desconozco pues sentido tiene que tener.
La vuelta por un camino que en tiempos tuvo que ser grande pues algún tramo guarda de un pasado bien empedrado y para terminar, café con leche y a seguir con la tarde que es larga y da para más.