En ocasiones como estas, es posible hacer bicicleta y disfrutar sin marchar lejos de la ciudad de Albacete.
La salida por la Vía Verde desde la Fiesta del Arbol es entretenida al discurrir entre viandantes y otros ciclistas en un marco incomparable más aún en tiempo otoñal con los arboles de diversos colores y el canal repleto de agua.
Después, tomamos el camino de Acequión para poder pasar por lo que fuese la Laguna de la que tan buenos y malos momentos guarda el saber popular, como aquella triste historia del médico y su hijo que murieron en sus aguas.
Accedemos a lo que fuese la isla y observamos los restos de lo que quiso ser una excavación de un antiguo asentamiento prehistórico del que desconozco los motivos del abandono, pero tiene algo de encanto.
Después, cruzamos la carretera para buscar encinares de lo poco que nos queda de bosque mediterráneo donde disfrutaremos tomando un camino tras otro para llegar al lugar por donde cruzar el canal de la Lobera que lleva agua como estos años atrás, cuando hace tiempo lo conocí seco sin imaginar lo que a día de hoy podemos disfrutar con el discurrir del agua.
Posteriormente, por algo de asfalto por la Finca del Monte y luego caminos, llegamos a la Finca de la Cortesa donde el amigo Paco nos ha llevado y hemos pasado tan buenos momentos.
A continuación, pista de tierra para llegar al tramo de vía verde del canal de la Estacadilla donde con sus curvas iremos disfrutando mientras nos acercamos en dirección Albacete para girar a la derecha y tomar el ramal del Canal del Salobral. Este canal resulta de otra laguna desecada hace décadas en una desgraciada política que nos ha dejando la Mancha más seca de lo que tenía que ser.
Finalmente llegaremos a Albacete por las curiosas calles del Barrio San Pedro, ese gran "pueblo" que está pegando a la pequeña ciudad.
La ruta es rápida, sin complicaciones y entretenida, aunque a ritmo tranquilo se puede llevar bastante más tiempo del marcado, pues se hizo a un ritmo elevado.