Esta ruta ha rozado la denominación MORTAL pero no ha llegado totalmente a serlo. Tramos duros, otros durísimos y otros puntualmente imposibles donde echar pie a tierra y tener que andar.
A cambio, las impresionantes vistas de un recorrido alejado del mundanal ruido, donde la soledad está presente en todo momento en su primera parte.
Y es que los primeros cincuenta kilómetros comienzan con asfalto y en lo alto de una subida, un tramo de pista rota y luego senda que nos llevará a recorrer kilómetros y kilómetros de sierras abandonadas con duras rampas y terreno repleto de piedra que nos hará sufrir de lo lindo, todo ello termina en Pinet con una senda con tanta piedra que nos obligará a echar pie a tierra para evitar males mayores.
Tas Pinet, subida asfaltada con otra bajada para que afrontemos el gigante del Monduver que allí nos espera con duras rampas pero con algo más de mil metros ya acumulados en las piernas y todo lo anterior, se convierte en un incidente en nuestro camino.
Eso sí, las vistas del Monduver buenísimas y mucho más cuando en nuestras rutas de Albacete a Valencia por la orilla del mar, por Gandía y Cullera siempre vemos esta impresionante montaña a la que finalmente subiríamos.
Buena bajada que si le sumas la de la carretera camino de Simat, se queda redondeada.
Tras todo ello y por recomendación de una buena amiga valenciana del trabajo, Rosa, terminamos en el restaurante del Trinquet donde dar cuenta de un gran almuerzo que nos servirá de comida. Tortillas de todos los gustos, refrescos, ensalada y carajillos a buenos precios. Muy buena gente y muy buen trato.
Para la digestión otra buena subida camino de Alzira y una gran bajada con vistas que nos llevará a la estación de cercanías para volver tranquilamente en un tren que nos llevará a nuestro coche y con nuestro coche a casa.
Volveremos un día de estos pues afortunadamente, cuanto más vemos y más recorremos, más nos queda por ver y recorrer.
Sin lugar a dudas, UN GRAN DÍA DE BICICLETA.
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