Sin lugar a dudas, caminos y vías verdes nos llevan a los comienzos de las rutas en bicicleta cuando todo era fácil y sencillo y por ello no tendremos ningún obstaculo ni desniveles que superar.
A cambio de ello disfrutaremos de las vistas primaverales de las cosechas y viñas, de una laguna del Acequión de la que tan solo queda el continente y la imaginación de lo que un día pudo ser y lo peligroso de nadar entre sus aguas. En su centro, un montículo donde hace muchos, muchos años, las personas habitaron.
En la vuelta y como quiera que el día se prestaba a ello, buscaba las fotografías de nuestra ciudad que gracias al efecto del teleobjetivo de la cámara nos hacen pensar que es otra ciudad, que posiblemente no sea tan llano como todo parece.
Se recomienda llevar agua pues en todo el recorrido salvo en su parte final no disponemos de posibilidad de recarga.
Pues eso, a disfrutar de la bicicleta y de nuestra ciudad y sus alrededores que para esto estamos.
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