La madre del cordero, con 5 kilómetros y 458 metros de desnivel en una ruta de ida y vuelta que más quieres.
Pues quieres un buen amigo que se llame Carlos que se haga algo más de 200 kilómetros levantándose de buena madrugada para hacer la ruta y pasar el día con sus amigos de Benidorm. Pero hace un hueco y antes de quedar con ellos queda contigo y se va a andar por la montaña.
Además, como es muy buena persona, Carlos se pasa un día antes a por tus zapatillas SALOMON a recogerlas a casa de mis padres que previamente fueron mis progenitores por ellas a mi casa a recogerlas pues no me las pude traer a la playa.
Y claro, Carlos, despues de recoger las zapatillas y hacerse 200 kilómetros queda conmigo y dejamos un coche en un lado de la Sierra Helada y otro que sería el mío al otro lado del inicio de la ruta donde quedaría el coche para su recogida a la finalización, tomando su coche donde llevaba mis zapatillas.
Porque al inicio de la ruta le he pedido a Carlos que me diese mis zapatillas para comenzar la ruta y el INGENIERO 2 (Carlos) le ha dicho al INGENIERO 1 (50km) que las zapatillas estaban en su coche en Benidorm (a 10 km), que si no me había dado cuenta que no las llevaba. Y claro, menudo soy yo para preguntar si no me acuerdo que comí ayer.
Pues nada, Carloscon una pinta a tope de montañero y yo de globero de montaña con sandalias incluídas, monte arriba con ánimo, empuje y calor sofocón al ataque a buena hora.
Tras el alto del Gobernador un amable agente forestal a bordo de un Toyota Landcruiser de la Comunidad Valenciana nos informa que es un parque natural y que por ahí no es puede estar, que volvamos por donde habíamos venido. Riesgo de incendio y claro, ante la posiblidad de que el roce de mis sandalias en la roca hiciesen saltar chispas o que la batería del móvil de Carlos explotase a mitad de ruta hemos vuelto al punto de inicio.
Bajada mortal con mis sandalias donde el Kilian Jornet en igualdad de equipación lo había adelantado por la izquierda, callos ardientes y roces varios, "no hay dolor" decía Rocky antes de la pelea con Ivan Drago.
Llegados al inicio de ruta, observamos como en nuestra ausencia habían colocado cintas de color rojo y blanco para que la gente no accediese. Otro amable señor de avanzada edad a bordo de su bicicleta nos informa que tampoco podemos ir al faro, que demos la vuelta. Le decimos que le haremos caso pero desconocemos su autoridad y le preguntamos si es un guardia civil camuflado, un agente forestal en horas bajas o algo similar. Nos contesta que algo parecido. Le decimos que muchas gracias por sus explicaciones cargadas de mala leche y tono de reproche (por lo visto es el farero, que vida tan solitaria Dios mío),
Claro, si viesemos las noticias y leyesemos los edictos autonómicos o locales sobre el nivel de riesgo hubiesemos sabido que desde ayer por la tarde, todo esto estaba en vigor. Dios Santo, como diría el Código Civil "la ignorancia de la ley no excluye de su cumplimiento". Pido perdón por mi ignorancia que nunca imprudencia ni tan siquiera leve , menos aún elevemos mi acción a dolosa eventual por la teoría de la probabilidad o representación.
Pero bueno, a la salida del parque natural, dos personas, una mayor y otra joven nos han informado de buen grado y manera (ausencia de ironía, verdad verdadera) de lo que ocurría y así nos hemos marchado de otra gran ruta que pudo ser.... o no... pues a veces Dios quiere que las cosas sean como tienen que ser.
Curiosa mañana de senderismo.
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