Años esperando este momento en el que podía emular pero muy de lejos épicas batallas vividas en el sofá de casa viendo a mis grandes héroes ya retirados del ciclismo. Claro, han pasado los años para todos y en la madurez tengo mi oportunidad. La cosa está clara, el reto es poder subir, con eso basta.
Y vaya que basta con tan solo subir. La primera mitad, la subida es tan suave que sabes que la segunda parte, tras la valla de acceso comienza el baile con unas rampas que te quitan los malos pensamientos y muchas otras cosas.
Avanzar y a buen paso es fundamental y mucho más si madrugas y comienzas a pedalear con la salida del sol a eso de las 07.00 en agosto, sabedor que esta carretera se inundará de autobuses, microbuses, vehículos autorizados, caravanas y usuarios. De esta manera la subida y visita a los lagos será tranquila, pero a la bajada lleva cuidado con el resto de usuarios.
Prenda corta para subir y un buen chubasquero para bajar y cortar el viento y el frío.
Tomé mi gravel pero con la de carretera mejor, no obstante en época estival está prohibido tomar caminos y sendas salvo el camino que todos hacen del lago Enoll a la Ercina por el bosque.
Sin lugar a dudas, UNA GRAN MAÑANA DE BICICLETA.
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