En esta ocasión hemos mejorado en número de ruteros, pues de los tres que fuimos, por uno no hemos llegado a la docena y además de lugares como Albacete, Balazote y Yecla.
Hemos mejorado en ruta, pues hemos disfrutado de sendas, caminos, pistas asfaltadas y trialeras ciclables al 99% sin demasiado riesgo a nuestra integridad física.
Si el año pasado comimos bien, en esta ocasión hemos yantado como auténticos señores de la mano del Restaurante la Perdiz con un arroz digno de ser enmarcado y retirada la paellera a corrales por trapio. Bebidas a demanda, comida a repetir y postres que para muchas bodas quisieran.
El buen ambiente ha sido la tónica y el ritmo en la ruta marcado por unos y por otros ha dado lugar a la llegada a los puntos marcados en los momentos correspondientes, pues la bicicleta no es ciencia exacta.
Naturaleza a nuestro alrededor y terminación en marea de sendas ha sido una delicia mientras nuestros estómagos trabajaban para digerir una buena comilona y ya se sabe que la sangre no puede concentrarse en órgano tan delicado.
Saludos a todos mis compañeros de ruta del día de hoy y a todos los que este año no han podido venir por diversos motivos, puesto que sitio tienen para el siguiente año.
Os dejo unas cuantas fotos, el resto, arriba en la galería de la temporada, y en el montaje de los próximos días, enlace de Andrés Puche, https://www.dropbox.com/sh/qgz5qeff53hzva1/LweIddgs4B
y vídeos en montaje.
La ruta parte del Trasvase para nada más salir y casi sin calentar demasiado, comenzar con las primeras subidas de la senda de las MIL CURVAS. A mitad de ellas, tomaremos un descanso para buscar pistas que nos hagan disfrutar de las vistas y alrededores del Parque Natural.
Tras haber rodado, dejamos de descansar para afrontar con una larga recta la subida al punto más alto de nuestro recorrido y lo haremos tomando unas sendas casi impracticables donde poder mostrar nuestra técnica con la bicicleta.
Luego, en casi lo más alto, visitaremos la zona de los pozos de nieve donde nos sentiremos insignificantes frente al pasado y la grandiosidad del lugar. A continuación y volviendo por nuestros pasos, daremos un rodeo a la zona militar con posterior bajada por pista rota.
A partir de ese momento, rápida bajada en pista asfaltada y búscamos la zona de las zetas en el río Espuña y parada y fonda en el Restaurante de a Perdíz tras cuarenta y seis kilómetros. Destacar el arte de Paco y señora haciendo de la comida un arte y más aún si les encargamos un arroz de los que hacen época. A la zaga tampoco se quedan los entrantes y los suculentos postres, destacando la tarta de queso.
Tras los cafés y con alguna que otra subida entre medias, continuaremos la bajada por interminables y magníficas sendas hasta nuestro punto de llegada donde terminará una gran jornada de bicicleta que a pocos dejará indiferentes.
Ciclable al 99% y con zonas de asfalto que no desmerecen el trazado completo donde terminaremos diciendo ¡Quiero más¡
En el tiempo total se incluyen quince minutos para el almuerzo y hora y media para comer.