El amigo Fran y el que suscribe hemos podido hacer otro rutón más de las que son marca de la casa, con el inconfundible marchamo de 50km. Una ruta de
esas que tienes ganas y que esperas con ilusión e impaciencia pero con cuidado pues nuestras
piernas y condiciones climáticas deben de estar perfectamente acompasadas para tan tremenda empresa.
Incursión en tierras jienenses buscando tres lugares emblemáticos como
son el Puntal de la Misa, el Yelmo y el Castillo de Segura de la Sierra y todos los caminos y lugares que descubriremos en los caminos plenos de pinos y cabras montesas.
Con salida y llegada en Orcera, la ruta requiere recorrer algo más de
90 kilómetros con casi 3000 metros de desnivel acumulado con las tres grandes
subidas y las consiguentes bajadas.
Se pedaleará por caminos y carreteras reviradas que suben y bajan
montañas y valles todo ello rodeado de ilídicos paisajes llenos de naturaleza y
grandes montañas.
No nos faltará agua en ningún momento pues el recorrido está jalonado
de fuentes de agua que se marcan el el recorrido para la información del quien
la quiera recorrer.
Tan sólo cuenta con dos sendas, una que no es ciclable en la parte
final de la bajada del Yelmo camino del inicio al Castillo de Segura de la
Sierra y la impresionante, limpia y tan buena senda final que nos lleva de
Segura de la Sierra a nuestro final de ruta recorriendo los últimos kilómetros de la ruta.
Tendremos el Collado de Gontar para abrir boca antes de la subida al
Puntal de la Misa y otras delicias que jalonan el recorrido.
Se recomienda llevar una buena cámara de fotos para inmortalizar las
impresionantes vistas que disfrutaremos en todo el recorrido, en su defecto buena vista y memoria .
Por lo que hemos visto, este recorrido se debe hacer evitando meses
calurosos y temporadas frías y lluviosas con la suerte de haberlo hecho un fresco y poco caluroso día de mediados de junio.
Hasta el final debemos conservar nuestras fuerzas puesto que la subida
al castillo de Segura de la Sierra terminará con nuestras reservas sin ninguna piedad y
la subida al castillo marcará el final del sufrimiento dulcemente consentido.