Soñaba con levantarse como todos los días, también soñaba
con ducharse, afeitarse y vestirse para estar presentable como cada mañana de
esas de las que ya sumaba unas cuantas miles. ¿Acaso no tuvo bastante con todo
lo que había vivido? Parecía que no, que todo no era suficiente. Cual placer
que había pasado, tenía la necesidad de volver a experimentarlo.
Llámele usted cotidiano, ordinario, repetitivo, vulgar
incluso, ¿pero acaso la vida es una ruleta rusa, un vagón de atracción de feria
en la que todo el tiempo estar con sobresaltos?
En sus malos momentos pudo ver lo que podía no ser, lo que
podría ser cuando la vejez llegase. Entonces aprendió nuevamente la lección en
sus carnes y luchó por la vulgaridad de una vida cotidiana ausente de lujos y
con tan solo un placer. Ausente de tiempo libre, de viajes, cenas y copas,
deporte, amigos y familia. Pensó en tan solo un placer, el más básico de todos,
el placer de vivir.
Y por fin terminó el sueño, la pesadilla, o acaso llegó la
solución y la claridad, llámele como usted deseé. Porque donde unos ven un
problema, otros ven una solución, donde otros la llegada de la enfermedad, el
inicio de la cura, donde unos la vida, otros la muerte.
Y volvió a aferrarse a la vida, eligió nuevamente vivir,
sabiendo que no era tiempo de morir, que todo está por llegar, sabedor del
declive de la madurez, de la antesala del final y por ello comenzó a dar pasos
más cortos, a andar más despacio, a quedarse quieto, parado, pensativo…
No hacía falta que todo eso fuese por esto, que los motivos
pueden ser para todos, para unos pocos o para cada uno. Que esto es parte de la
vida que a cada uno nos toca vivir en la que con mayor o menor fortuna, unos
pasan sobre manto floreado y otros intentando avanzar entre espinas.
Sin lugar a dudas, vuelves a pensar en el mejor de los
recuerdos, ese momento donde siempre estarás disfrutando y que tan solo tú
sabes, es el que nada ni nadie te puede arrebatar. Cada vez mejor dibujado al rellenarse
de idealismo te ayuda a mantenerte en pie, pensando que esto pasará y que
tendrás la oportunidad de volver cuando estés cansando. Por si no lo sabías,
ese lugar del pasado, es también el del futuro, donde todo comienza y termina.
Así es que mañana volverás a hacer lo mismo que hace mucho
tiempo hacías y cuando veas en el espejo a esa persona que a los ojos te mira,
le sonreirás y le dirás que por favor nunca te deje, que siga a tu lado.