Un magnífico día de bicicleta en el que mis piernas no me perdonaron los excesos de días anteriores. Salvo esto y un par de cosas más, el día estuvo magnífico, como Pablo, que cada vez que aparece por los alrededores del Molinar es para esperarme.
Como vereís, la música va cambiando a mejor (eso creo) y el editado de los vídeos que busca menos mareos a la hora de visionarlos.
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