Por ello, desde el primer momento en que comienza el pedaleo se buscan sendas entre parques, encinas, areas por urbanizar, vías del tren, fuentes y se pasa de un lado a otro de la ciudad de Ávila.
Si se comienza por lugares por encanto, la transición hacia el Santuario de Sonsoles se hará por el desierto de la urbanización que un día de estos volverá.
Una vez arriba y nuevamente con Ávila incomparable un buen café con leche y bizcocho casero para luego hacer el camino de vuelta y subir a las antenas por senda. Un par de tramos trialeros, cortos e intensos y vuelta a casa.
Sin lugar a dudas, con ilusión se llega a cualquier lado y todo parece incluso distinto.
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