Al llegar a su meta, subirá su novedosa bicicleta a un avión camino de Holanda y a trabajar a un pequeño supermercado de su familia.
Cosas pequeñas, sencillas, pero grandes al mismo tiempo.
Y por cierto, saludos al regente y responsable del Restaurante del Laminador que con un talante ejemplar nos ha convocado para que un buen día acudamos a degustar su comida y bebida. Sin dudarlo, debe ser una gran persona.
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