Por aquellos días de inicios de los años noventa del siglo pasado, con pocos años y mucha fuerza y empuje, dejaría mi tienda de campaña en el camping de los Llanos de Arance y con zapatillas de baloncesto, bañador y camiseta sin mangas ni corto ni perezoso, subiría el camino del río Borosa. Pasaría por la cerrada de Elías donde me harían una foto para el recuerdo. Al llegar a la central, como no tenía candado, dejé la bicicleta medio escondida y a pata subiría hasta los túneles y la laguna de Valdeozores. Allí daría cuenta de un moje que me haría con un bote de tomate entero pelado y una lata de atún.
Despues, bajaría andando y luego con la bicicleta. Recuerdo que tan rápido que en uno de los baches y estando sobre los pedales de pie, salte y al caer me daría con la barra de la bicicleta en salvasealaparte y sin hacerme con la bicicleta bajaría unos cuantos metros teniendo la suerte de subir mis pies a los pedales y agarrar el manillar sin caer al suelo en un tortazo que hubiese sido monumental.
Al terminar la ruta y el día, tomaría la bicicleta camino de Cazorla en búsqueda de mi objetivo en Granada.
Y como antes he dicho, en esta ocasión con algun año más tras haber transcurrido veintisiete años y junto a mi cuñado Sergio, tomando una de las cientos de rutas de senderismo para no equivocarme, haríamos a pie y a buena marcha la misma ruta en un poco más de cuatro horas y media. Múltiples sensaciones buenas, todo pleno de agua y añadiendo el nacimiento de Aguas Negras que por aquel día no sabía de su existencia.
Eso sí, como quiera que los kilómetros han sido unos cuantos, no estoy acostumbrado a estas caminatas y mis arterias y articulaciones de las piernas desarrollan su particular batalla, los últimos tres kilómetros han sido épicos aunque tan solo lo sabía el que suscribe.
A ello le añadiremos que el calzado no es recomendable si son zapatillas de oferta del Lid de esas que me han dejado mis sustentos cansados, cocidos, con ampollas y otras delicias que me recomiendan paz y descanso.
Eso sí, menos mal que ya no tengo cámara de carrete pues hubiese limpiado tres o cuatro de 36 fotografías.
Es desnivel real acumulado de es de unos 600 metros, no dejarse llevar por el que se indica debido a la zona abrupta que hace que el GPS salga medio loco.
Pero bueno, de vez en cuando una ruteja a pie como esta se agradece y bastante.
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