La soledad del camino, lo perdido de una senda arriba o abajo, monte a través y el barro que lucha por agarrarse a la bicicleta hacen que el silencio pierda su omnipresencia haciendo que la banda sonora que suena por los cascos inalámbricos lo haga todo un poco más épico.
Finalmente todo termina a la hora estipulada y vuelta a casa, tal y como todo estaba previsto. Sin lugar a dudas ha valido la pena esta otra pequeña aventura. Para que nos vamos a engañar, en estos lugares perdidos de la mano de Dios es donde a veces nos encontramos a lo más escondido de nuestras personas, a esos pequeños inquietos que no saben estarse parados.
Este track, aunque hecho, no es el definitivo, está diseñado para hacerlo con bicicleta eléctrica en alguno de sus tramos, así es que mejor no hacerlo sin asistencia.
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