Un sábado, para la gente que trabaja de lunes a viernes es un día festivo en el que poder hacer cosas y disfrutar del tiempo libre y de lo que se denomina fin de semana. Igualmente se puede hacer lo consistente en "no hacer nada" y quedarse en la cama, quedarse en la casa, tomar una tostada en casa, pasear por el centro o yo que se tantas cosas que se pueden hacer que no hago.
Porque lo que suelo hacer un sábado normal es madrugar más de lo normal y coger la bicicleta para hacer una ruta en bicicleta por aquí y por allá, subir y bajar carreteras, caminos, sendas, trialeras y algo de monte a través. El entorno es fundamental pues vivo en lo profundo de la Mancha y del llano tengo Doctorado y la cabra tira al monte, lo suyo es buscar montañas y aledaños.
En esta ocasión, mientras yo madrugaba y comenzaba mi ruta, seis valientes hacían lo que hace la gente que lucha por un sueño. Tras un largo año de estudio, trabajo, esfuerzo y sacrificio, se encontraban con dos pruebas con las que poder demostrar que todo su trabajo y constancia servían de algo.
Tomé mi café con leche en Moixent, en el bar de costumbre al que voy un par de veces al año y con el regente de costumbre que abre hasta que su señora toma las riendas. Como de costumbre llegaría tras de mi Manolo que hoy no trabajaba el hierro, pero como por lo visto no sabe descansar, marchaba a trabajar en la oliva. Saludo a Manolo, conversación y cosas de esto y lo otro y cada uno a lo suyo.
Al terminar la ruta, medio bocadillo de tortilla francesa con sobrasada, ese aperitivo de aceitunas y cacahuetes y un cafetico para volver a casa con la regenta del bar. Saludo y charla de las cosas de la vida y de su hija, una psicóloga que a bien seguro será grande.
Luego vuelta a casa pensando en los seis valientes que ya estarían comenzando sus pruebas, con sus nervios y sus cosas, cada uno es un mundo aunque todos piensen que son lo mismo... no, cada uno tiene sus cosas.
Reposto para que mi señora tenga gasoil para trabajar de lunes a viernes y sorpresa mía, la gasolinera tiene puesta la música de la CASA AZUL tanto dentro como fuera. Me dicen que está un poco fuerte y les digo que hacía años que no disfrutaba tanto echando gasolina. Tremendo eso de repostar con buena música. Les comento el último disco y las nuevas canciones y las ponen y con la GRAN ESFERA marcho a casa.
El día continúa y tras terminar la prueba comenza la larga espera y los resultados, mientras escribo estas palabras, cinco de ellos han recogido los triunfos mientras quedamos a la espera de uno, Dios quiera que tenga suerte.
Hoy es un gran día porque todavía quedan personas que luchan por un sueño, por una ilusión y además son capaces de conseguirlo.
Mientas tanto, sigo pedaleando sin saber hasta donde llegaré.