Ganas tenía yo de ir a la zona de lo alto de la Paramera y
en esta ocasión la cosa ha sido una aproximación con una ruta de esas de algo
menos de cuarenta kilómetros cargadas de cuestas, algunas sendas y buenos e
impresionantes paisajes que ya tenía yo ganas de ello.
Curiosamente en lo alto podía ver Avila y eso es justamente
lo que desde la ventana de mi habitación veo a lo lejos.
La ruta, tal y como se planteaba, sería todo a base de
subidas en su primera parte y en el tercio final, bajada a todo trapo y todo ha
sucedido según lo organizado por el que sucribe, desconocedor del lugar y
experto en meterse donde haga falta. Eso sí, agradecer a todos aquellos a los
que he tomado parte de sus tracks para redondear un recorrido de los que
terminas con una sonrisa amplia en la boca, eso si, del sufrimiento en las
cuestas de órdago mejor que cada uno lo experimente.
Es ciclable al 98 % y el nivel físico y técnico exigido es
medio-alto puesto que en general no existe problema pero en tramos puntuales
deberemos echar mano a nuestras fuerzas y saber hacer técnico.
Comenzaremos subiendo el castillo de Manqueospese para ir
quitando pelusa de las piernas y si no tienes bastante, luego tenemos esa
bajada cicatera donde estudiar por donde pasar nuestras ruedas que salvo un par
de puntos, se puede con peligro, pero se puede.
Luego iremos de Sotalvo a Villaviciosa y de allí tendremos
la segunda subida del día donde por senda y camino iremos pasando por dos
castros en los que se incluye el de Ulaca que parece que difícil acceso tiene
la cosa con la bicicleta. Pedalear será durillo pero una delicia y en lo más
alto nos espera una buena senda larga y con algo de arena en algún tramo,
cuidado, bajada rápida y con un paisaje de fondo inigualable.
Cruzamos el río por puente de maderos y luego, pues otra
subida, la más larga del día camino de la zona alta de la Paramera y tras duras
y fastidiosas rampas que buscarán que bajemos de la bicicleta, cosa que ni de
asomo, antes muerto, llegaremos a lo alto con un prado en el que disfrutar de
vistas y tomar aire.
Ahora bajamos por pista de menos a más, pues en la zona de
fin de curvas la bicicleta se dispara y nos agarramos al manillar para
vengarnos del sufrimiento. Terminamos por la parte de atrás de Manqueospese y
llegamos a Mironcillo algo cansados, pero victoriosos y con una sonrisa de
oreja a oreja, que RUTÓN.
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