sábado, 26 de noviembre de 2016

CHINCHILLA. UNA TARDE INVERNAL

Tantos años vividos y tantos por vivir que tras lo que ha pasado y lo que por venir espera, vivimos un momento. El instante que acaba de pasar y el recuerdo de lo que fue es lo que hace que seamos lo que pensemos en el mismo instante que somos pensamiento.
Buscar un momento para salir en bicicleta es como reservar un suspiro en mitad de un vendaval de vida cargada de años. Tanto esfuerzo y tanto sacrificio para algo o para nada... eso ya lo veremos y quizás nos alegremos de la vida vivida... a lo mejor no... posiblemente nos de igual que hayamos vivido y lo que más quisiesemos sería seguir viviendo o dejar de vivir.
Nunca olvidaré lo vivido a no ser que ya no me acuerde pero bien puedo saber que el olvido es lo más parecido a la muerte. Que nos vamos de este mundo cuando ya nadie nos recuerda, cuando ya no somos pasado y dejamos de existir.
Queremos dejar huella, pero nada que hagamos nos hará inmortales aunque otros lo parezcan. ¿Acaso esa persona de la que sabemos su nombre y su dedicación conocemos de lo que mas quiso o tuvo?.
Por eso, si tenemos un rato salimos y antes de la ruta echamos un café corto, nos colocamos los guantes y el casco y comenzamos a pedalear sin rumbo. Poco a poco vamos haciendo camino y el viento frío deja de serlo. Llegan las cuestas, arriba y abajo, las vistas de la llanura y las antiguas casas. Entre tanto un ciclista con el que nos cruzamos y saludamos. Un buen rato después, el mismo ciclista y seguramente el único aparte de quien suscribe.
Como buenos caminantes a lomos de bicicletas paramos y hablamos y decidimos hacer juntos el camino hasta retomar las obligaciones de la tarde. Sube rápido y me espera, bajando le espero yo y hablamos de esto y de lo otro sin conocernos de nada pero con total confianza. Hacemos sendas y cuestas y ese recorrido urbano por dentro del pueblo que tanto entretiene.
Me cuenta algo que le digo que tengo que publicar y es la historia de una victoria en vida, dice que pesaba 160 kilos y que ahora pesa 70 kilos menos. Que lleva tres años en bicicleta y que lo que le encanta es disfrutar y pasar un buen rato. Forma parte hasta de un gran equipo. Se llama Juan Ángel y creo que es un gran campeón pues como diría Cabezuelo, "miralo como va, y tú que llevas toda la vida con la bicicleta no montas un pijo", peroe ya ves tú, que le voy a hacer.....
Luego un café con leche y a trabajar que todavía queda tarde y después a casa, a terminar la jornada que desde que amanecimos han pasado unas cuantas cosas.
Mañana despertaré nuevamente y contaré lo que ahora estoy escribiendo y que me sucedió ayer.
Esto es un recuerdo, nada más.






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