Te das cuenta que nuevamente estás vivo y que tienes la oportunidad de poder disfrutar de todo lo que te rodea, que hay más de lo que la vista puede alcanzar. Tienes dos opciones, volver a remirar lo que ayer no disfrutaste o marchar adelante para buscar nuevos lugares y sensaciones.
El día va pasando y le das la vuelta a la realidad y el río ahora es cielo, el cielo es agua y un pueblo es una montaña.
El cielo cambia de color como si un caleidoscopio fuese y los azules tornan en rojizos para ir apagándose poco a poco.
La oscuridad llega a inundarnos y al llegar a casa, el cansancio y el sueño nos arrastran. No queremos cerrar los ojos pues nadie nos asegura que volvamos a despertar.
Mañana nos volvemos a despertar como ayer... parece que esto se repite, ¿pero hasta cuando?
No quiero recordar, quiero vivir y ser feliz.
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