... como cada día, y mira que está colgado en lo más alto muchas, muchas horas. Pero cuando le da por marcharse, los instantes finales, cuando su luz se presta a ser admirada se vuelve tenue y es cuando podemos retratarlo. Se deja, pero debe ser rápido pues está cansado de estar en lo más alto todo el día y por ello no podemos despistarnos.
En esta ocasión ha sido en la Manchuela y la verdad es que no ha quedado nada mal.
Eso es todo amigos.
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