Todavía recuerdo mis pequeños viajes hace ya un cuarto de siglo por tierras andaluzas a lomos de mi fiel bicicleta regalada por mis padres en GALERÍAS PRECIADOS. A medida que pasaba por pueblos y campos andaluces leía a uno de los hermanos Machado que tiempo atrás también pudo pasar por esos terrenos milenarios, pedaleaba, leía y sentía.
Seguimos viviendo y pedaleando, posiblemente ya no leyendo tanto como antes y por ello, viviendo de las rentas y eso.... se nota. No obstante todavía queda formación y cultura para poder expresar con algo de corrección lo pensado.
Ahora con la madurez todo ha cambiado, los días no son interminables y todo está regido por ese asesino implacable que devora el día a dentelladas. Pero bueno, nada que las horas de sueño perdidas no pueda arreglar.... un buen café en Vallada que me sabe a gloria y bien tapado a pedalear camino de dos castillos por ver y contemplar, el de Montesa y Vallada, un barranco, unas cuantas sendas y fotografías para el recuerdo.
Vuelta a casa, a descansar y a pasar el día en familia.
El pasado pesa en ocasiones en las pedaladas, pero bueno, nada como una buena cuesta para hacer olvidar preocupaciones, un barranco lleno de piedra para centrar el pensamiento y adelante, todo pasa y todo vuelve, no pretendamos pensar que olvidaremos, ni lo bueno ni lo malo.
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