En esta ocasión hemos hecho una excepción y tomando nuestas Cannondales rígidas nos hemos propuesto pedalear sin ningún problema ni obstaculo, con tranquilidad y disfrutando del paisaje que de ello hay bastante.
Además, es curioso pero siempre que vamos a Riopar es justo antes o despues de una prueba ciclista que allí se haga, pero lo que más me agrada es llevar a los Bronces y poder saludar a Alfonso y los suyos. Y de eso se trataba, de comernos allí dos buenos bocadillos a mitad de ruta.
Incluso hemos coincidido con los compañeros Extremers que caen de la cama más tarde que nosotros y tenían por delante una buena ruta por el Calar y alrededores. De esa manera, ha sido una gran alegría llegar y poder vernos.
Lo malo es que esta ruta estaba guardada para el amigo Rafaloy al que prometo hacer otra con mismo punto de partida y llegada por lugares diferentes de paso para su disfrute y deleite en época estival.
Y la salida desde Bogarra por ser lugar emblemático y por ese café con leche y sus pastas que poder mojar para iniciar con fuerza la ruta, pues aquí en esto de la bicicleta de montaña, nuestro tipo corporal difiere del clásico ciclista de carretera en las mil batallas en las que nos curtimos y en la cultura gastronómica que es parte de la ruta incluso.
El día espectacular con salida a 15 grados y máxima de 29 grados a la finalización aunque más tarde subirían las temperaturas unos grados más. Nada que ver con la ruta inicialmente propuesta en la Sierra de la Pila con máxima de 34 grados aunque si hay que hacerla se hace.
Sin lugar a dudas, OTRO GRAN DÍA DE BICICLETA.
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