Esto va por temporadas, por épocas y por ventoleras como se dice vulgarmente.
La bicicleta depende de muchas cosas y entre ellas el estado de ánimo que es el que manda, incluso más que las condiciones atmosféricas o las fuerzas que puedas tener.
Por ello y como quiera que ahora con unos días de mucho frío y viento, el río Júcar y sus alrededores se convierten en mi refugio donde poder hacer bicicleta y disfrutar al mismo tiempo.
Cierto es sabido que son ya muchos años pedaleando por estos lugares y pasando por las mismas sendas y caminos, pero es de las pocas cosas que no me aburren a pesar de poder repetir y es que hay cosas que gracias a Dios no cansan y esta es una de ellas.
Destacar un gran almuerzo en las Casas del Cerro en el bar José que ganas tenía yo de hacer una parada y vaya si ha valido la pena.
Respecto a caminos y sendas, que voy a decir de esta zona si tanto me gusta.
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