Con el amigo Fran, fiel compañero de rutas imposibles hemos
llegado a lo más lejano, hemos pedaleado hasta donde nadie antes había llegado.
Subir, se ha subido todo lo que se puede subir y bajar,
bajar se ha bajado todo, lo que se podía y lo que no se podía. Sin límites,
pues vencimos a la oscuridad con los focos, al final de los caminos con
cartografía y a la fatiga con la ilusión.
Sin lugar a duda hemos sido pioneros; abrimos caminos,
descubrimos sendas y llevamos nuestras rutas más lejos de lo debido. Lo
indebido es nuestra filosofía y nuestra manera de disfrutar de la bicicleta, es
sin lugar a dudas, única.
En todos los caminos realizados hemos pedaleado juntos y
hemos tenido buenos momentos y tambien otros tantos no tan buenos; nos ha
perseguido el cansancio, la fatiga, el sol y la lluvia, el frío y las caidas.
Nuestro tesón han sido únicos y nada ha podido con nosotros. Hemos sido únicos,
hemos sido los mejores, así somos los 50km.
Mientras hemos pedaleado hemos tenido dos grandes mujeres
con nuestros hijos y esa tranquilidad en
casa nos ha permitido adentrarnos en los avernos de la incertidumbre y lo
ignoto sin más miedo que no llegar a tiempo de tomar el tren o no poder
terminar la ruta prevista.
Agradezco a mi compañero de ruta lo que estos años me ha
podido aguantar y soportar, los madrugones y todo aquello que le haya
molestado, pues bien sabe como soy, aunque bien comulgamos en disfrutar de la
buena gente y de lo bueno de la vida, que de lo demás el tiempo da cumplida
cuenta.
Gracias amigo Fran por compartir una ilusión y en ocasiones,
la locura.