Se pueden contar muchas cosas pero esta ruta es algo que estaba esperando hacer desde hace tiempo y en el día de hoy se han dado todas las circunstancias apropiadas para poder hacerla:
- En primer lugar, encontrarme bien de forma
física.
-
Luego,
que sea un día de otoño con sol y el calor justo para llevar la manga
corta sin sudar.
-
Que haya viento, pero ese viento con poca fuerza
que nos ayuda a mitad de tarde y desaparece con la puesta de sol.
-
Que haya llovido los días previos y los caminos
se encuentren sin polvo y sin barro.
-
Que vayamos contemplando como va cayendo el día
poco a poco.
Pues con todo eso, te pones a dar pedales y pasas por varios
pueblos y lugares donde la inmensidad de nuestra llanura y la tranquilidad del
río nos acompañarán en todo momento.
Agua tendremos en los pueblos por donde pasemos, la
dificultad es sencilla pues tan sólo tenemos una senda y se hace cuesta arriba
y el resto será por pistas de tierra y caminos asfaltados.
Cuidado bajando al río que se hace entre campos sin camino,
pero es ciclable en su totalidad con el correspondiente cuidado.
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