Estaba por llegar y en el día de ayer a eso de las 17,30 horas con toda la humedad del mundo y compañeros de ruta infatigables, subimos rampas casi imposibles, y también las bajamos de la mano de Fredy. En mi caso, tuve que recurrir al botiquín y hechar mano de la glucosa en el momento que los oídos me comenzaron a pitar en mitad de una subida con un calor abrasador. En fin, que voy a decir, una ruta muy buena.
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