En nuestros días, el espíritu quijotesco continúa vigente, más que nunca y donde a lomos de jamelgo enjuto buscaba el ilustre hidalgo, otros lo hacen en máquinas con pedales buscando el lejano mar cual Barcino lo hizo el referido.
No serán derrotados a su llegada a la orilla del mar por el disfrazado bachiller Sansón Carrasco, puesto que de ello dará cuenta el devenir de los días, las obligaciones y rutina, más seguro encontrarán nuevas aventuras que hacer pues lo suyo no es locura, es aventura, es ilusión.
Un saludo amigos y gracias por compartir vuestras ilusiones.
2 comentarios:
simplemente, que grandes.
Estan fuertes los del pueblo de mi mujer.Animo que el mar esta cerca.
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