Esta mañana me ha llegado la tristeza de una, me ha venido sin avisar el recuerdo de lo vivido y de lo no realizado y he llegado a una triste conclusión, no haber hecho grandes cosas que se tienen que hacer, veamos los motivos de ello.
NO HABER HECHO EL CAMINO DE SANTIAGO. Ninguno de los caminos
que cruzan España de Este a Oeste, de Sur a Norte y de Sureste a Galicia, ni
tan solo la última parte. Una vez pude hacerlo y opté por pedalear desde
Albacete hasta Tarifa, por donde bien me parecía, eso sí, continuando entre
otros los pasos de Machado de Cazorla a Torreperogil o visitando el barco de
Chanquete, las dunas junto al Atlantico y el viento de Levante.
NINGUNA QUEBRANTAHUESOS NI INFIERNOS CÁNTABROS. Mi curriculo
carece de épicas jornadas rodeado de grandes compañeros de un día realizando
impresionantes travesías cargadas de naturaleza y desnivel, dignas del
recuerdo.
AUSENTE EN CARRERAS POPULARES. Sin constar en generales
absolutas, de mi categoria, aspirante a cajones y portador de chip. Carente de
bolsas de regalo y de inscripciones para poder disfrutar de un domingo y ver
hasta donde llegan mis fuerzas y esfuerzo.
SIN GRUPETA CON LA QUE PODER DISFRUTAR. Tan solo con la
compañía de otros descabezados como el que suscribe; amigos de locuras
imposibles, de trazados inimaginables y días descabellados donde el mejor de
los recuerdo en ocasiones era la peor de las experiencias. Montañas quebradas, puentes ruinosos y
castillos por conquistar.
SIN VIANDAS DIGNAS DE MARQUESES A MITAD DE RUTA CON ALEGRES
POSADERAS. Pues para eso quedaban mis carrillos que se asentaban sobre el
sillín. Con un buen bocadillo de esos que me gustaban, variados con de todo un
poco al abrigo de la montaña, en lo alto de la senda. Cuantas veces nos hemos
llevado el bocadillo a casa pues bien valía el pedaleo más que la comida…
CON IMBORRABLES RECUERDOS DE VIVENCIAS QUE ALGÚN DÍA
PODREMOS VOLVER A DISFRUTAR. Pues han sido tantos los momentos que hemos
disfrutado que ya olvidamos más de los que recordamos. Que contados han sido
los insuperables días en los que pudimos bajar aquella senda interminable
mientras exultantes gritábamos, o aquel día que subimos por donde nunca pudimos
hacerlo. Esa caida en la que gracias a Dios no pasó nada o ese lugar al que
llegamos tras catorce horas pedaleando. Cenas a la luz del foco de la bicicleta
y madrugadas camino de Levante con el amanecer al fondo.
LÁSTIMA DE MI, LÁSTIMA DE UN CICLISTA MEDIOCRE.
2 comentarios:
Aún eres muy joven, a que esperas ..
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