Buena la ruta de la tarde de ayer donde pude llegar a la famosa senda Schmid y subir a la Bola del Mundo. Ciertamente, las vistas son espectaculares, lo que unido a los buenos rincones, la compañía de otro ciclista aventurero llamado Mario y unas cuantas sendas cuesta arriba y cuesta abajo, se nos paso hasta el cansancio.
Lo que no me esperaba es que una vez arriba pudiese encontrar tal cantidad de cabras montesas campando a sus anchas.
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