La cima ha estado en duda de hacerse por la posibilidad de una vez llegado a su inicio, dos sendas se ofertaban, una a mano izquierda y otra a derecha, incluso salvado el primer tramo de pateo se tenía la oportunidad de dar un rodeo a la cima, pero cuando se es cabezón, se es cabezón que me huele que aquí ya no vuelvo a subir con la bicicleta.
De esta manera, si ya vienes tocado, castigado incluso de la subida previa, la parte final con la bicicleta a cuestas por una senda rota te hace pensarte muchas cosas, incluso si luego despues de coronar, la bajada será igual de jodida...
Pero Dios es justo y desde lo más alto donde cogeremos aire y repondremos fuerzas, todo es u regalo y recompensa al esfuerzo previo de manera que toda la senda es ciclable, eso si, con nivel técnico medio-alto pues en caso contrario deberás echar pié en tierra en más de una ocasión. En mi caso y en momentos puntuales por eso de ir solo he preferido reservar y estudiar los pasos que no están tan jodidos como en un primer momento parece. Conforme se va llegando al final se va suavizando y podemos soltar instintos básicos.
Llegados a la zona de aparcamiento, un poco de asfalto y la segunda senda del día totalmente ciclable en bajada para disfrutar de algo único y terminar por tramos de parcelas hasta nuestro final.
Cuidado que aunque sean pocos kilómetros he ido bien abastecido de agua y casi me falta pues al ir tan despacio y ser las pendientes tan duras en este mes de julio se suda y es necesario reponer líquidos.
Pues nada, otra a la saca y además con buen sabor.
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