sábado, 25 de noviembre de 2017

GRACIAS POR LA VIDA A MI PADRES, GRACIAS A JOSÉ MARÍA Y JUANA.

Siempre lo he pensado y creo que hoy es buen día para hacerlo, pues lo vas dejando y pasando los días, al final no lo haces y luego te lamentas que no hay peor cosa en esta vida que no hacer lo que uno piensa o quiere y más cuando se trata de personas.

Se trata de escribir lo que pienso y lo que siento y que lo sepa mi padre y mi madre a los que tanto quiero, más ahora que la madurez me rodea mientras los veo en su mejor etapa.

Porque a mis padres los he desconocido de muy pequeño, los he conocido de niño y de adolescente les he preocupado mucho. De mayor les he dado alegrías y algún susto que otro, y ahora que estoy en el meridiano de mi vida es cuando mejor los entiendo.

Porque mis padres me han conocido siendo jóvenes, me han educado siendo adultos y ahora que son mayores es cuando más que nunca siguen siendo padres, pues quieren seguir educando a mis hijos, a sus nietos.

A mis padres, a vosotros, a José María y a Juana, os debo la vida que me disteis, la educación recibida, y todos los esfuerzos en que pudiese ser una persona de la que poder decir que soy hijo vuestro. Nunca os lo podre agradecer ni compensar, incluso bien podéis saber que por mi forma de ser, a veces no soy capaz de decirlo a vuestra cara y por ello recurro a las palabras escritas que son las que mejor recogen mis sentimientos.

Mi forma de ser es la vuestra en casi todo lo que pienso, digo o hago, incluso cuando no soy consciente de ello. El otro día por una reacción que tuve estando con Javier me dijeron que era lo que mi padre José María hubiese hecho en el mismo caso y eso, eso me hizo mezclar la sorpresa con la alegría de saber que tengo a quien parecerme.

De mi madre, de Juana, gran parte de mi personalidad es de su sello y por ello siempre debo andarme escondiendo en el trabajo y en mi vida cotidiana muchas cosas, pues su trasparencia y buen corazón no es algo que pueda ir mostrando a todos y eso me provoca situaciones complicadas, pues este mundo a veces es muy fastidioso.

Son muchas más cosas de las que digo y, aunque no debería hacerlo de esta manera, quiero que ellos y todo el mundo que quiera saberlo, tenga la posibilidad de saber que las cosas se tienen que hacer cuando más se desean, porque de poco sirven palabras, flores, regalos y recuerdos cuando no tienes con quien poder compartirlos y todo queda en meros detalles.

La otra noche, llegando a casa con Pilar, pude ver a Lucía estudiando mientras Alejandro se había quedado dormido en su cama y me vino algo extraño a la cabeza, un recuerdo que nunca tuve, una sensación que no era mía y que posiblemente era algo que nos ocurre a los padres con los hijos. En ese momento, al tiempo que padre, me volvía a sentir hijo y me daba cuenta que vivo y siento por vosotros y a vosotros os debo lo que soy, lo que tengo, que es una vida plena junto a Pilar y mis hijos.

Gracias por la vida


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