Por este motivo y como quiera que la cosa pinta bien y en detalle observo que la cosa está cargada de sendas, emplazo a mi fiel escudero el amigo Fran y le digo que eche la rígida que yo me llevo la TL y claro....
... Tela el rutón marcado con setenta kilómetros y no mucho desnivel para tanta tirada. Te animas y sales llaneando dando pedales, llegas a una zona de sendas in..... terminable donde subes y bajas, algunas sin preaviso, con sus regueros y con peraltes, tierra compacta y con una alegría que te vas machacando sin darte cuenta... si es que pasan los kilómetros y no paras de tanto sendear.
Luego, kilómetros y kilómetros entre pinares sin presencia humana, algo único este territorio boscoso donde disfrutas de la naturaleza de la provincia de Cuenca, algo único.
Y finalmente, llegados a lo más alto comienzas a bajar poco a poco junto al Valdemembra que nos muestra un paisaje peculiar donde el camino se transformará en senda de esas que parece un juego de reflejos pues pedaleas a ritmo mientras sorteas curvas y tramos alucinantes.
Finalmente llaneando, como no, terminas en Motilla del Palancar donde no te imaginas el pedazo de ruta que se esconde a su alrededor.
Buen café en una cafetería que abre temprano y que luego tiene pinta de ser Pub y agua no tienes a lo largo del recorrido aunque esta mañana de otoño fresca no ha hecho falta mas que el par de bidones que cada uno llevabamos.
La TL se ha portado como una campeona y a la altura de la rígida de Fran llaneando a gran velocidad cuando hacía falta y cuando la cosa se ponía cuesta arriba, tirando de batería como bien toca pero sin despistarse que el buen ritmo se paga con electrones, pero tela como va el bicho.
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