domingo, 17 de febrero de 2019

SOLTANDO PIERNAS. ALBACETE VALDEGANGA ALCALA DEL JUCAR BORMATE ALBACETE

En Albacete disfrutamos de llanos infinitos, carreteras interminables y cansinas masas de aire en movimiento. Nuestro invierno ya no es el de antaño, pero en estos meses de febrero te puedes levantar muy de madrugada y disfrutar de la oscuridad y de los beneficios de lo gélido.
A medida que con las bicicletas cruzamos la noche, los focos pierden su capacidad de dar luz y llega la alborada, rojos horizontes en contraste con lo oscuro y finalmente, la claridad.
Sigue haciendo frío aunque ya sea de día mientras recorremos los cañones de nuestro río Júcar. Tras cinco docenas de kilómetros y antes de llegar a Alcalá del Júcar paramos un momento a desentumecer huesos.
En el cruce nos espera el almuerzo, protagonista del descanso del día de hoy, plato de carnes variadas con su panceta de verdad, ese trozo de forro, jamón plancha y los típicos huevos con patatas. Siendo sincero, podremos decir que solo fallan las patatas, pero bueno... la perfección no existe.
Y a medida que comemos y bebemos con vino de la tierra, de ese que no precisa casera, con buen pan, nos olvidamos del frío y hablamos lo que callamos mientras pedaleamos. Buen carajillo y otra vez a las monturas.
Como si de otra ruta hablásemos, es ahora tiempo de las pistas de tierra mezcladas con asfalto. Modificamos la ruta para conseguir volver por el carril de Valdeganga, cosa inusual en nuestras rutas pues no doblamos tramos.
Coindicimos con ciclistas solitarios, grupos y con el amigo Jorge con el que compartimos unos cuantos kilómetros y la entrada en Albacete hablando de esto y lo otro y como quien no quiere la cosa, la vuelta se hace en un suspiro, pues con buen tiempo y sin frío vamos como espoletas.
Qué decir de la Cannondale que en este tipo de rutas esta a la altura, dejándo que el que suscribe lo de todo o casi todo sin achacar a la máquina fallos o detracciones en la pedalada, en la marcha.
Y por fin en Albacete con el horario previsto, cinco horas y cincuenta y siete minutos, tres minutos menos que las seis horas calculadas para el pedaleo y el almuerzo. Nada mal si se tiene en cuenta que en rutas como estas, lo mismo que ocurre con la mecánica, el fío afecta de modo negativo al rendimiento... que decir si el agua del botellín llegaba congelada a Alcalá del Júcar.
Sin lugar a dudas, otro gran día de bicicleta.



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