En ocasiones, devorar kilómetros con la bicicleta en el poco tiempo que tenemos se convierte en algo tan especial que permitirnos disfrutar de lo infinito de la llanura manchega y de la puesta de sol es otra oportunidad más que nos ofrece la vida.
Si puedes terminar recogiendo unos tomates de tu huerto y saboreándolos, has triunfado.
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