De la mano de Luis Miguel, compañero de trabajo, terminaríamos con su peña en la plaza de Casas de Fernando Alonso con aparcamiento en plena plaza y café con leche y magdalena previa a la ruta.
Buen número de ciclistas los que se juntan en esta peña y todos uniformados salvo tres, uno de rojo, Fran y yo y eso se nota en un grupo compacto que lleva buen ritmo, se van esperando y se ayudan, algo tan normal en otros tiempos que ahora incluso sorprende. Buen grupo pues este de los BANDIDOS.
Asi es que la ruta es rodar pallá y rodar pacá pero con un ambiente buenísimo con el que poder hacer dos o tres rutas más en el mismo día. Como guinda, un pueblo llamado el Cañavate por mi desconocido que por ubicación y orografía sorprende y grátamente.
A mitad de camino un tremendo y gran cuco con un corral incluído y las viñas a poco de terminar la maduración.
Pueblos a lo lejos en mitad de una llanura interminable donde los caminos serpentean las lomas y hacen que lo llano no lo sea tanto y los largos repechos jueguen con nuestros desarrollos para ir a buen ritmo.
Al finalizar, cervezas frescas con tapa de regalo y unas chuches en el kiosko de una amable mujer junto a la iglesia. Campanas replicando pues el Angelus invita a misa y el que suscribe vuelve a casa con su escudero, que el día solo está comenzando.
Otro gran día de bicicleta.
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