A las 60.50 de la mañana, amanecía en el pueblo cosmopolíta de Balazote con jóvenes en tropel saliendo de la piscina, posíblemente de alguna actuación musical noctura y se les veía ir acudiendo al pueblo en grupo, en parejas, solitarios, algunos sentados en bancos aquejados de extraños males y otros disfrutando de las delicias del amor del verano.
Ángel venía de Tarazona, yo de Albacete en busca de un lugar de donde poder partir para hacer un recorrido por la vía verde hasta el santuario de Cortes y luego tomar carretera serrana hasta el Vidrio y bajar suavemente hasta Montemayor y de allí a Casas de Lázaro por su carretera, luego San Pedro y finalmente Balazote.
Pero amigo, los bares de Balazote cerrados y sin oportunidad de café mañanero partimos a buen ritmo por la via verde hasta el santuario de Cortes, allí buscamos donde echar ese café y tampoco podría ser. A pesar de ser buena hora y haber gente, aquello sigue siendo un lugar extraño donde el bar a pesar de la reforma sigue con horarios de turista dominguero. Ni café, ni tostada, ni bocadillo ni naaa. Un amable hombre nos pregunta si somos de la quedada de las doce para la bendición de las bicicletas, la cerveza y el detalle y le decimos que no sabíamos nada. Una lástima pero bueno, yo ya llevo mi pegatina de la Virgen de Cortes en mi bici y Ángel, como bien indica su nombre, es un protegido de Nuestro Señor.
Y seguimos sin nada en el estómago camino de Peñascosa, allí pasamos pensando que almorzaríamos en Casas de Lázaro, pero tras bajar raudos y veloces por Arteaga, Montemayor, Cucharal y otros lugares, dedicimos apretar dientes y dejar ya para el final de la ruta un uen almuerzo en Balazote en el bar de la calle Mayor.
Con cerveza fresca y las eternas patatas con aliolí, carne con tomate y un par de cafés daríamos por finalizada una buenísima ruta mañanera para ir preparando las siguientes rutas que a buen seguro nos esperan.
Sin lugar a dudas, UNA GRAN MAÑANA DE BICICLETA.
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