Todos juntos pero cada uno a su paso, algunos en solitario, otros en compañia y alguno que yo me se, maldiciendo desde su nobleza al que suscribe.
La meta de hoy era llegar, como fuese, pero llegar, el placer estaba en el camino con mayor o menor sufrimiento y la recompensa final, como de costumbre, alrededor de la mesa.
El tiempo pasa y nosotros quedamos en nuestro recuerdo haciendo de un día algo especial, que la monotonía de lo que nos queda no mate nuestra alegría por vivir.
Dejamos imagenes de nuestro paso difíciles de olvidar de la memoria, cada una llena de significado.
Sigamos adelante y si es posible, con más fuerza que ayer.
Tras el recorrido del otro día, ahora salimos del mismo lugar para hacer
un entrenamiento casi exclusivamente a base de sendas.
Saldremos desde el Peñon y salvo el tramo de enlace a la primera senda,
el resto será una sucesión contínua en subida, bajada y enlaces en forma
de sendas donde sin parar no nos daremos cuenta que el tiempo pasa
junto a los kilómetros recorridos.
Que decir tiene que los paisajes son muy buenos y nos ayudarán en todo
momento en nuestro trote pues en alguna ocasión las piernas nos dirán de
parar, pero toda cuesta termina y con ella una bajada en la que soltar y
volver a enlazar con nuevas sendas.
A trote cochinero una hora, con paradas, una hora y cuarto y a buen
ritmo cuarenta y cinco minutos y es que en esto, como en todo, depende
de muchas cosas.
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