Pues resulta que mi estomago ya ha conocido buenos chuletones, de los cochinillos ya ha dado cuenta y de algún que otro cordero tiene ya tratado. Recordar que los montes y dehesas de Avila nos ofrecen naturaleza y fauna en su mayoría domesticada en forma de vacas, corderos y caballos. Curiosa me está resultando la variedad de aves que sobrevuelan mi cabeza en las rutas pues la variedad sorprende para el que está acostumbrado en su tierra al cuervo y algún halconcillo, lechuza o buho real suelto. Aquí si no ves un aguila ves unos cuantos buitres y si no, halcones y parecidos o similares.
A lo que vamos que me enrollo y no termino. Pues resulta que junto a la muralla en la Casa Postas tuve la ocasión de poder prometer a quien atendía con mi señora y amada presente, que caso de volver con fortuna a estas tierras, sellaría con una hamburguesa de carne de ternera autóctona mi regreso.
Así ha sido y además acompañado de dos grandes amigos y pareja de la que tuve la suerte de ser invitado y testigo; Mari Carmen y Sergio más otro fruto de su amor que está por venir. Así y de esta manera, comer y beber es un pequeño placer.
Pues hamburguesa de kilo por cabeza con aperitivos y bolas de postre más cubatas digestivos y unas cuantas cervezas y refrescos han descolocado al camarero que dudaba de nuestras hambres y capacidades. Buen rato de risas y fotos de recuerdo pues estas cosas suceden pocas veces y con salud hemos comido, hablado, filosofado y reido, que la vida son cuatro días.
La tristeza y la pena se lleva, pero con ratos así de mejor agrado. No es por nada, pero amigos como estos pocos y si ademas tienes la suerte de tenerlos, agraciado serás como ha sido mi caso.
Saludos a uno de los regentes del negocio, Cesar, amigo del gran Docio a los que mando un grato recuerdo de tan buena tarde en la que hicimos una merienda cena de esas que gastamos los de Albacete.
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