Y por ello comienza la mañana como si un turista fuese vestido de ciclista, con una buena tostada de tomate y su café con leche y zumo que será la gasolina de arranque, luego unos dos litros y medio de agua por mochila y bidones, que se harán cortos y a pedalear camino de Busot.
En el pueblo haremos un poco de turismo en su mirador y luego intentaré subir al Castillo pero me dicen que tengo que esperar un año que están de reformas. Esperaré.
Luego bajada a Cabrafric y por caminos a buscar una senda que tira a trialera y que la última vez la subí a duras penas, ahora toca venganza y vaya que si me he vengado, ha sido un suspiro para lo interminable de la otra vez.
Luego a remontar por un camino bastante entretenido y una vez arriba, a la Ballestera, subida y luego bajada por esa senda que tiene de todo para ser entretenida y a buena marcha, peligrosilla.
Otra remontada más con senda en Gosalvez y carretera camino de Aguas. Un ciclista de carretera me pasa como un reactor y yo, que se que me quedan un par de kilómetros y el asfalto me sobra, pues que me agarro a su rueda y subo a todo trapo. Buenas sensaciones y en el punto de desvío le doy las gracias por llevarme en la subida a lo que el responde amablemente.
Ahora a los depósitos a buscar la sensacional senda de las Antenas que con dos tramos diferenciados me llevará a terminar en la carretera con una sonrisa de oreja a oreja, tremenda, espectacular, sensacional el trabajo de todos aquellos que se han currado este tramo para disfrute y deleite del personal.
Lo dicho, muy recomendable y de menos a más, y si no, me lo cuentas.
Por cierto, tal y como dije al inicio, lleva agua que me llegó justa, porque terminar a 32 grados y con una humedad impresionante, eso a uno de la llanura y de secano como yo, es algo casi mortal.
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