Parece mentira lo que se puede hacer por estas montañas a medio hacer en mitad de la llanura manchega y con la mañana algo avanzada.
Ir y venir por caminos interminables que terminan y disfrutar de sendas tan conocidas como rutinarias y entretenidas donde el tiempo parece haberse detenido. Senda arriba, senda abajo, cortafuegos arriba y un poco de monte a través.
A mitad de ruta un café con leche en plaza de postín, un amigo por aquí, otro por allá y reinicio de ruta con el compañero Emilio que más apretado de tiempo va que el presente.
Unas cuantas sendas más y a casa que esto no ha hecho más que comenzar, el día está despertando.
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