Imagina que llegas a un pueblo de casas rurales con la mujer, los abuelos y los hijos. Imagina que terminas una semana en la que el pueblo ha sido tu casa, donde comes, haces lumbre y pasas muy buenos ratos. Imagina que al cabo de una semana y después de comprar en la carnicería, el supermercado, y que el de la cafetería sepa lo que quieras, son las fiestas.
Verbenas, disfraces y el sábado, paella popular para medio millar de almas. Paella en condiciones, buenisima, con vino y con mucha gente. Todos en la era de Gilillo que así le llaman.
Comemos todos como si del pueblo fuesemos y así pasamos nuestro penúltimo día en Cardeñosa, quedando un imborrable recuerdo.
Al día siguiente todos marchan; abuelos, mujer e hijos y sabes que hay cosas que a bien seguro.. no se olvidan.
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